La importancia de la temperatura del agua para la prevención de la Legionella


La legionella es una bacteria que puede crecer en sistemas de agua, como torres de enfriamiento, sistemas de aire acondicionado, spas o circuitos de agua sanitaria. Esta bacteria puede causar una enfermedad pulmonar grave llamada legionelosis, que puede ser fatal en casos graves.

Una de las formas más efectivas de prevenir la propagación de la legionella es mediante el control de la temperatura del agua en los sistemas que pueden albergarla. La temperatura óptima para el crecimiento de la legionella está entre 20°C y 45°C, por lo que es importante mantener la temperatura del agua fuera de este rango.

Los sistemas de agua caliente con acumulación de agua deben mantener una temperatura mínima de 60°C en todo momento en los acumuladores, y de 50ºC en puntos terminales. Esto mantendrá a raya la mayoría de las bacterias que puedan estar presentes en el agua. Además, se debe asegurar que el agua no permanezca a una temperatura entre 20°C y 45°C durante períodos prolongados, ya que esto permitirá que la legionella crezca.

En los circuitos de agua fría sanitaria, hay que procurar que el agua esté por debajo de los 20°C para prevenir el crecimiento de la bacteria. 

Es importante tener en cuenta que el control de la temperatura del agua es solo una parte del proceso de prevención de la legionella. También es necesario realizar una limpieza y desinfección regular de los sistemas de agua, asegurarse de que los sistemas estén diseñados para minimizar el estancamiento del agua y garantizar que los equipos y las tuberías estén en buenas condiciones.

En conclusión, la temperatura del agua es un factor crítico en el control de la legionella. Al mantener la temperatura fuera del rango óptimo para el crecimiento de la bacteria, es posible prevenir la propagación de la legionella y proteger la salud de las personas.